Esta mañana estaba andando por un verde prado. Olía el dulce aroma de las
gardenias y oía el alegre trino de las alondras. Tropecé con una rama y caí. Me había golpeado la nariz y sufría
epistaxis. Rápidamente taponé la hemorragia y busqué un
venero para limpiarme la camisa. Cuando dejé de sangrar retomé mi paseo matutino.
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