Era principios de Octubre cuando dos amigos quedaron para
tomar un café una tarde del sábado. Uno de ellos, Ramón, tenía ciertas dudas
acerca de sus métodos de estudio y se las estaba comentando a Ana.
-Mira Ana, yo quiero sacar buenas notas para poder
construirme un buen futuro pero también quiero salir con mis amigos y
divertirme. No sé cómo puedo compaginarlo ya que quiero agradar a mis padres y
a los profesores y a su vez no quiero perder mis amistades.
-Yo sé que seguramente habrá otros que puedan aconsejarte
mejor que yo, pero si quieres te digo lo que pienso. Para ello te voy a contar
una historia que mi padre me enseñó cuando era pequeña:
"Había
una vez una cigarra que era
feliz disfrutando del verano: El sol brillaba, las flores desprendían su
aroma...y la cigarra cantaba y cantaba. Mientras tanto su amiga y vecina, una
pequeña hormiga, pasaba el día entero trabajando, recogiendo alimentos.
- ¡Amiga hormiga! ¿No te cansas de
trabajar tanto? Descansa un rato conmigo mientras canto algo para ti. – Le
decía la cigarra a la hormiga.
- Mejor harías
en recoger provisiones para el invierno y dejarte de tanta holgazanería – le
respondía la hormiga, mientras transportaba el grano, atareada.
La cigarra se
reía y seguía cantando sin hacer caso a su amiga.
Hasta que un día, al despertarse, sintió el frío intenso del invierno.
Los árboles se habían quedado sin hojas y del cielo caían copos de nieve,
mientras la cigarra vagaba por el campo, helada y hambrienta. Vio a lo lejos la
casa de su vecina la hormiga, y se acercó a pedirle ayuda.
- Amiga
hormiga, tengo frío y hambre, ¿no me darías algo de comer? Tú tienes mucha
comida y una casa caliente, mientras que yo no tengo nada.
La hormiga
entreabrió la puerta de su casa y le dijo a la cigarra.
- Dime amiga
cigarra, ¿qué hacías tú mientras yo madrugaba para trabajar? ¿Qué hacías
mientras yo cargaba con granos de trigo de acá para allá?
- Cantaba y
cantaba bajo el sol- contestó la cigarra.
- ¿Eso hacías?
Pues si cantabas en el verano, ahora baila durante el invierno-
Y le cerró la
puerta, dejando fuera a la cigarra, que había aprendido la lección."
-En cuanto a ti,
Ramón, te aconsejo que trabajes durante todo el curso, y llegado el momento en
el que ya no tengas que hacer nada para el instituto ya te podrás divertir todo
lo que quieras y no tendrás ninguna preocupación. No seas como la cigarra y sé
como la hormiga, lista y trabajadora.
Ramón siguió el
consejo de Ana y le fue muy bien. Aprobó todas las asignaturas con muy buena
nota y se pasó el verano en la playa con sus amigos. Y lo más importante que
aprendió ese día en la cafetería fue que:
Antes de
sucumbir a la diversión,
hay que atender
a la obligación.